Esta historia la hice para MR, en 2011.
Dulce Tentación
(Homoerótico)
Era un día muy caluroso y Mark Spencer se
encontraba junto a la laguna natural que se formaba en sus tierras, un lugar
precioso que atesoraba por la paz que le traía cada vez que venía, el lugar era
todo verdor y el agua cristalina, y con cuarenta grados de calor el agua
llamaba a un baño. Hasta hacía poco había estado encerrado en su despacho
revisando la lista de suministros que requerirían sus trabajadores para reparar
las vallas de la zona norte de su propiedad. Su rancho era su orgullo, ya que
había pasado de generación en generación durante más de quinientos años. Hasta
él por supuesto, ya que era gay y no tenía planes de casarse solo por tener un
hijo.
Últimamente se había sentido realmente solo, nunca
se había atrevido a vivir con otro hombre en su rancho, cuando sentía la
necesidad de un cuerpo caliente, se iba por unos días a una ciudad que tuviese
todo lo que un hombre gay necesitara. No se le hacía difícil encontrar hombres
ya que era bastante atractivo, con un tono de piel bronceada, cabello negro,
ojos azules y con una estatura de un metro noventa. Pero acá en su tierra era
otra cosa, tenía que guardar las apariencias para no perder el respeto de sus
trabajadores.
—Uff… este calor esta agobiante.
—se acercó bajo la sombra de un árbol, se quitó la camisa junto con su sombrero
y se recostó apoyado en el tronco del árbol. El silencio lo adormeció, durante
unos minutos. Por lo que despertó sobresaltado cuando sintió un fuerte chapoteo
proveniente del agua, se sentó y despejo su mente antes de ver qué lo había
sobresaltado.
En el lago había alguien bañándose, desde
donde estaba no podía ver quién era, por lo que se levantó un poco molesto por
la interrupción, todos los trabajadores sabían que a ese lugar solo tenía
acceso la familia. A la persona en el agua no la conocía, estaba de espaldas a
él , por lo que no veía si era hombre o mujer, la piel le llamó la atención ya
que la tenía blanquísima, cosa muy extraña por esos lares y cuando se tiró a
nadar pudo ver un precioso culo.
Por lo que guardó silencio y
observó detenidamente su cuerpo mientras esta persona se bañaba. Sonrió y soltó
un suspiro de satisfacción ya que el invasor era un hombre, un hombre divino. Éste
estaba flotando sobre su espalda por lo que pudo ver claramente su pene y
retuvo la respiración cuando se dio cuenta que estaba depilado, no tenía ni un
pelo alrededor de su miembro, lo que trajo a su mente imágenes calientes.
El hombre, mejor dicho "el
chico", ya que no representaba más de veinte era lindo, de rasgos
delicados, cabello rubio, delgado y mucho más bajo que él. Se empezó a sentir
incómodo ya que tenía una erección durísima, que pedía alivio a gritos. Sonrió
al ver que el chico se deleitaba con el agua, totalmente ajeno a que había
alguien observándolo. Decidió arriesgarse, soltó su cinturón, se agachó para
sacarse las botas antes de quitarse el pantalón, a este le siguió el bóxer y
los calcetines. Una vez desnudo trato de entrar en el agua lo más en silencio
posible. Donde estaba el chico no era tan profundo, por lo que llegó junto a
este.
—No sabía que el lago era
mágico —le susurro al chico con voz profunda.
Éste al sentir la voz se
asustó y empezó a hundirse y tragar agua, por lo que Mark lo tomó junto a su
cuerpo, le costó un minuto al chico dejar de toser y mirarlo asustado.
—¿Te sientes bien? —mientras
le preguntaba esto, sus manos recorrieron la espalda de éste hasta llegar a su
glúteo, el cual agarró firmemente. El chico soltó un respingo, lo que lo hizo quedar más pegado a
él, sus penes tocándose.
El joven lo miró con la boca
abierta al sentir su erección, no quería que hubiesen dudas en el chico con
respecto a su intención por lo que se restregó contra su ingle, lo que hizo que
el joven gimiera y se ruborizara. Por un momento Mark creyó que estaba
cometiendo un error, pero al sentir como él se ponía duro, sonrió y se inclinó
sobre su oído.
—¿Dónde te escondías que no
te había visto antes? ¿O eres la ninfa varón de este lago? —al escucharlo el
chico sonrió suave y se pegó más a él.
—¿No será al revés? Usted está…
—se detuvo de golpe y se sonrojo.
—Hey, dime… no hay de qué
avergonzarse. Te siento muy bien contra mi cuerpo, eres precioso. Y tus ojos
son los más lindos que he visto nunca, ¿De qué color son?
—Violetas… iba a decir que
usted está caliente... —se sonrojó más al sentir que el hombre soltó una
carcajada.
—Pues yo diría que tú me
tienes caliente.
—Oh… ¿en serio? —coqueteó el
chico.
—¿Tienes alguna duda? —Mark
restregó su erección contra el pene del joven.
Se inclinó y tomó la boca de él por asalto, éste
lo acepto gustoso, por lo que en menos de dos minutos ambos estaban muy
excitados, Mark levantó al chico y lo hizo colocar sus piernas por sus caderas,
por lo que acarició libremente esos dos globos perfectos, y con su dedo trató
de invadir el agujero, éste no se alejó cuando lo penetró, por lo que continuó
tocándolo íntimamente. El chico gemía de placer.
—Sigue, me encanta —le pidió
al sentir que él retiraba los dedos.
—¿Estás seguro?
—Sí, lo estoy. Este lugar es
mágico, hace que sienta bien lo que está sucediendo. Por favor sigue, nunca me
había sentido así antes.
—¿Cómo así? —susurró,
lamiendo el cuello del muchacho.
—Nunca me he sentido tan bien
con alguien, contigo lo siento bien. ¿Entiendes? —preguntó indeciso.
—Sí, pequeño te entiendo,
para mi es igual. ¿Me dejarás hacerte el amor?
—Ehhhh… ni siquiera sé cómo
te llamas. —dijo el chico sonrojándose.
Mark sonrió y besó los labios
del joven.
—Ya tendremos mucho tiempo
para conocernos, no te dejaré ir de mi lado, no ahora que te he encontrado.
—¿Por qué me quieres junto a
ti? Apenas me conoces —dijo el muchacho extrañado.
—Dime algo… ¿te gusto?
—Sí, me gustas mucho.
—Eso es todo lo que
necesitaba saber.
Tomó firmemente al chico en
sus brazos y lo llevó hasta la orilla del agua, lo tendió sobre el pasto, junto
a la ropa de ambos. Se tendió cubriendo todo el cuerpo del chico con el suyo
teniendo cuidado de no aplastarlo, tomó su rostro y besó sus labios. Lentamente
éste se relajó y abrió la boca, por lo que él introdujo su lengua, y tocó
sensualmente la del joven. Con sus manos tocó el pecho del muchacho, y al
sentirlo gemir de deseo, soltó sus labios y se inclinó para besar su pezón,
éste al sentir su boca jadeó y sujetó firmemente su cabeza sobre su tetilla,
antes de guiarlo hacia la otra.
—¿Te gusta, bebé? —su voz se
escuchó entre jadeos y sonidos de succión.
—Ohhh… sí… me encanta, sigue…
—El chico se retorcía de deseo entre sus brazos, por lo que Mark buscó entre
sus nalgas hasta encontrar su premio, se llevó los dedos a su boca y los mojo
con su saliva, se arrodilló entre las piernas del muchacho para verlo mientras
introducía sus dedos en su agujero, era caliente ver como sus dedos eran
absorbidos avariciosamente por el chico—. Me tienes caliente…
—¿Quieres mi pene aquí? —preguntó,
moviendo los dedos en el interior del joven, éste retuvo el aliento cuando tocó
algo dentro de él.
—¡Sí! por favor, hazlo ya… te
deseo…—se movía libremente tratando de buscar más placer.
—Hey, bebé… tranquilo o me
correré. Mira que con solo mirarte me tienes caliente.
—Hazlo…
Mark vio que el chico estaba
preparado, por lo que tomó su pantalón y buscó su cartera, dentro había un
condón. El chico observaba cada uno de sus movimientos.
—¿Me dejas ponértelo? —Mark
le tendió el paquetito, lo vio llevárselo a la boca y romperlo con sus dientes,
sacó cuidadosamente el preservativo y se acercó a Mark, éste jadeo cuando el
chico tomo su erección y la chupó antes de colocar la protección— Tienes un
sabor muy rico…
—Hey, bebé… ven aquí ya no
aguanto más.
Atrajo al chico a sus brazos
y lo besó. Con sus manos recorrió cada centímetro de su cuerpo, cuando sintió
que este jadeaba, lo recostó y busco su agujero, tomó su propia erección con la
mano y la guió hasta donde el joven deseaba. Se introdujo lentamente, el
muchacho decía incoherencias por la excitación. Una vez que estuvo totalmente
dentro de él se detuvo para no correrse, ya que el placer que estaba sintiendo
al sentirse apretado por los músculos internos del chico era realmente
exquisito. Nunca se había sentido tan bien con otro hombre. Una vez que se
calmo un poco, empezó a moverse lentamente al principio.
—Hazlo más fuerte, duro…
—Despacio bebé… puedo hacerte
daño…
—No lo haces, ya me acostumbré
a tu tamaño… vamos hombre sexi, jódeme.
—¿Hombre sexi? —Sonrió y besó
al chico antes de envestirlo enérgicamente, lo sintió jadear. Mientras lo
penetraba su cabeza se vació de todo pensamiento y se concentró en el placer
que estaba sintiendo. Tomó las piernas del joven y las subió sobre sus hombros
para llegar más profundamente dentro de éste. —Dios… no aguanto, voy a correrme
ya. Tócate bebé, para que acabemos juntos.
El muchacho tomó su propia
erección y empezó un movimiento de arriba y abajo con ésta. Luego de unos
minutos, de su pene salieron chorros de semen que cubrieron su pecho, al verlo
Mark se inclinó y pasó su lengua sobre las manchas de semen y luego besó al
chico llevándole su propio sabor. Éste lo acepto gustoso. Mark se soltó del
beso y agarró firmemente las caderas del joven antes de envestirlo duro.
Éste gemía y le rogaba que lo
hiciera más fuerte. Sentía que ya no podía aguantar más, por lo que se dejó ir
y se corrió como nunca antes lo hizo. Cuando terminaron ambos jadeaban en busca
de aire con que llenar sus pulmones. Se salió suavemente del chico y se tendió
junto a éste, atrayéndolo a su pecho.
—Gracias…
Mark lo miró extrañado.
—¿Por qué me das las gracias
bebe? —preguntó besando la frente del chico.
—Nunca nadie se había preocupado
de que yo sintiese placer.
—Pues has estado con gente
muy egoísta entonces.
—Mmmm… sí… nunca esperé
encontrar a alguien acá.
—Sabes… ahora que te tuve no
dejaré que te alejes de mi lado.
—¿En serio me quieres junto a
ti? —preguntó el chico esperanzado.
—¿Por qué no querría? Ya sé
que eres caliente, te deseo… y quiero conocerte.
—Yo también quiero conocerte.
Solo espero que no haya problemas con el patrón y sus empleados.
—¿A quién te refieres?
—Al señor Mark Spencer, no sé
si me correrá si sabe que soy gay.
Se quedó asombrado al ver que
el hombre moreno explotó en una sonora carcajada.
—No creo que haya problemas
bebé. Es más, creo que te tendrá muy junto a él. —Al ver que le chico lo miraba
confuso le dijo suavemente— Yo soy Mark Spencer— por un momento el chico se
puso pálido y luego se sonrojó furiosamente.
—Oh dios, Tía Mery va a
matarme. —dijo cómicamente el muchacho.
—¿Nany, ella es tu tía? —le
preguntó sonriendo.
—Sí, ella es hermana de mi
papá. Me invitó a venir acá cuando mi papá me echó de casa.
—¡Tu eres Dan! Yo ya sabía
que venias… —sonrió recordando algo— esa mujer es maquiavélica, ella me dijo
que me tenía un regalo que sería la horma de mi zapato.
—No entiendo…
—Creo que se refería a ti y
no se equivocó. Me conoce muy bien, tal vez más que yo mismo. Ella era mi nana,
desde los dos años. Así que bebé, te puedo decir, que ahora que se quién eres
no te dejare ir nunca, te atesoraré junto a mí.
—Pero… si no sabes nada de
mí…
—Se todo sobre ti, Nany
siempre me hablaba de ti…
—No lo puedo creer… sabes,
creo que tienes razón, ella planeó todo esto.
—¿Por qué lo dices? —preguntó
sonriendo.
—Ella habló de la laguna, me
dijo que me bañara, que por acá nunca anda nadie. Por lo que al ver la belleza
de éste lugar, no lo dudé.
—Es una diabla —carcajeó
Mark— yo le había dicho que venía para acá y sabe que me baño aquí desnudo.
—¿Tía Mery sabe que eres gay?
—indagó curioso.
—Lo sabe, ella siempre me
decía que tuviese paciencia que el día que menos esperaba encontraría sin tener
que buscar a mi alma gemela. Y tenía razón, solo al verte junto a mi tuve un
sentimiento extraño en mi pecho —Abrazó fuertemente al chico y besó tiernamente
sobre su pelo ya seco debido al calor que hacía—. ¿Me darás el tiempo para
conocerte y amarte?
Dan lo miró con los ojos
llenos de lagrimas, y se abrazó más a su cuerpo. Se subió sobre él y pasó los
brazos por su cuello.
—Yo estaré feliz de tenerte
junto a mí, nunca espere encontrar a un hombre que me quisiera junto a él.
—Pues lo estarás, desde esta
misma noche te quiero en mi cama, de donde nunca saldrás. Y al que no le guste,
mala suerte para ellos, pueden tomar sus cosas e irse.
—¿En serió no te preocupa lo
que digan?
—¿Por qué habría de
importarme?, Yo soy el dueño de todo esto, yo tomo las decisiones, por lo que
al que no le gusta puede irse.
—Creo que ya estoy
enamorándome perdidamente de ti, nunca nadie hizo algo así por mí, gracias
Mark.
—No me des las gracias, ambos
nos tendremos, y ya me siento muy feliz de tenerte.
—¿Qué tan feliz? —preguntó
Dan, con picardía.
—¿Ya quieres más?—sonrió al
sentir la erección del chico sobre su estomago— …creo que alguien está pidiendo
atención a gritos.
—¿Qué esperabas?, eres
demasiado caliente, solo de sentirte junto a mi me pongo duro.
—Me alegro por que tú me
produces lo mismo —dijo besando al chico, gimió de placer al sentir que Dan
restregaba su erección contra la suya—, creo que éste verano tendremos muchas
escapadas a la laguna.
—Oh… no solo a la laguna, vi
que tenías un escritorio muy firme, mientras mi tía me mostraba tu casa.
—Y una bañera, un mesón, un
sofá gigante, una cama, el suelo junto a la chimenea. Diablos, solo de pensarlo
me pongo caliente.
—Pobrecito, ¿quieres que haga
algo con esto? —preguntó, envolviendo firmemente la erección de Mark en su
puño.
—Haz lo que quieras, soy todo
tuyo —gimió y lo dejó hacer, disfrutó con los ojos cerrados todo lo que su
pequeño hombre le hacía—. Creo que nunca me he sentido tan completo.
Dan sonrió y le guiño un ojo
mientras chupaba su miembro palpitante.
FIN
Esta historia me encanto, disculpa que no la habia comentado, pero gracias por compartir tu trabajo, saludos y besos.
ResponderEliminarGenial como siempre tus historias me encantan las leo y las vuelvo a leer..te felciio
ResponderEliminarme encanto esta historia de mas esta decir que cuando voy a bañarme a añgun sitio parecido miro a ver si me encuentro mi ninfa personal jajajaja muchas gracias por compartirla
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